En los últimos tiempos han caído demasiados. En África, hace unos 25 años, había más de un millón de elefantes . Desde entonces, los cazadores furtivos han matado la mitad. Lo único que querían esos hombres era el marfil. El resto del elefante muerto era abandonado allí mismo. Robaban los grandes colmillos curvos y los enviaban de contrabando a Extremo Oriente, donde los escultores los transformaban en lujosos adornos. Los traficantes de marfil se enriquecieron sin importarles el destino de los elefantes mientras siguiera habiendo ejemplares en África esperando la muerte. Con el tiempo, el número de elefantes disminuyó tanto que se aprobó una prohibición mundial de la venta de marfil. Esta medida tuvo cierta eficacia, pero los cazadores furtivos más osados siguieron atacando por las noches y robando a África su mayor animal. En el caso del elefante asiático, la matanza multitudinaria no es posible porque ya quedan muy pocos ejemplares. El último recuento demost
En este Blog buscamos concientizar sobre el abuso permanente que sufren los animales y el ecosistema. Cuidemoslo!